El cibercrimen no ha desaparecido durante la pandemia, de hecho, ha habido algunos ejemplos en los que se ha intensificado. La concienciación de los usuarios, garantizar el acceso seguro y fiable a la red corporativa, y actualizar parches, son claves en la actualidad.
Factores como los altos ingresos, una infraestructura tecnológica avanzada, la urbanización y la digitalización conllevan un mayor nivel de delitos cibernéticos. Por ello, los países del norte de Europa y Estados Unidos son los lugares más peligrosos para navegar por Internet.
Los ciberdelincuentes están explotando la ingeniería social para engañar a las víctimas y robar sus credenciales o datos confidenciales. Las amenazas de phishing móvil no mitigadas podrían costar a las organizaciones con 10.000 dispositivos móviles hasta 35 millones de dólares por incidente.
Los ciberdelincuentes utilizaron principalmente la situación actual en torno a la pandemia del coronavirus para atraer a sus víctimas. Si una víctima de un ataque de phishing llega a revelar sus datos, las consecuencias pueden ser devastadoras, desde el robo de datos hasta la pérdida financiera.
La nueva variante detectada ha estado en desarrollo activo con más de 25 versiones, casi a una o dos por semana. En una de las campañas del ZLoader se informaba a la víctima de la posibilidad de haber estado en contacto con alguien con coronavirus y poder realizarse gratuitamente un test médico.
Los métodos de monetización utilizados en dicho software pueden representar una amenaza para los usuarios, mientras genera más ingresos para los desarrolladores, debido a una mayor audiencia. Estos últimos adaptan sus técnicas para hacer los módulos publicitarios más difíciles de detectar.