Al igual que los que afectan a los seres vivos, los peores virus informáticos son aquellos que permanecen en un estado de latencia. Llegada la transmisión, cuando se trata de virus potentes, en ambos casos se acaba desembocando en una epidemia, como en el caso de Wannacry.
Después de una pausa de casi dos meses, la botnet ha regresado con cargas útiles actualizadas y una campaña que alcanza los 100.000 objetivos por día. En esta nueva campaña intensiva de correos en diferentes idiomas, incluido el español, se ha desplegado de nuevo el malware Trickbot.
El número de ataques dirigidos sigue siendo alto, creciendo del 63% en el segundo trimestre al 70% en el tercer trimestre. La explotación de vulnerabilidades como método para atacar a las organizaciones creció un 30%, lo que representa 12 puntos más que en el trimestre anterior.
Los ataques conocidos como doxing consisten en la recopilación de los datos públicos de una persona, incluidos historiales médicos y selfies con documentos de identificación personal, y su venta en la Darkweb. Estos datos pueden ser utilizados para la extorsión, el phishing y el robo de dinero.
El malware tiene la funcionalidad de redirigir el tráfico del usuario a anuncios o sitios de phishing, descargar más malware en el ordenador del usuario y robar sus datos personales. Se estima que alrededor de tres millones de personas podrían estar afectadas en todo el mundo.
Debido al distanciamiento social y al trabajo desde casa, ha habido una aceleración de la demanda de DPaaS, que incluye la recuperación ante desastres como servicio, el backup como servicio y el archiving como servicio, mientras que las ventas de dispositivos de backup han caído.
El COVID-19 sigue impactando en el panorama de amenazas de seguridad, con pruebas de que los atacantes siguen apuntando a las redes corporativas a pesar del cambio al trabajo remoto y un aumento de los dominios maliciosos relacionados con la pandemia y las campañas de phishing.