La policía detiene a 19 ciberestafadores que operaban principalmente en Valencia y Madrid

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Agentes de la Policía Nacional han desarticulado un grupo de delincuentes especializado en cometer estafas a través de SIM swapping que operaba, principalmente, desde Valencia y Madrid. En total hay 10 detenidos tras 16 registros domiciliarios, en los que se hallaron DNI falsificados ya preparados para próximas estafas.

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A través operación policial, los agentes han realizado once registros domiciliarios en la Comunidad de Madrid y cinco en Valencia, han detenido a 19 personas de origen venezolano y han bloqueado 75 cuentas bancarias.

Los investigados accedían a las cuentas bancarias de sus víctimas, tras vulnerar sus claves de seguridad, cuando éstas enviaban sus teléfonos móviles a reparar. A continuación vaciaban sus cuentas corrientes y contrataban créditos bancarios instantáneos, convirtiendo el dinero obtenido en criptomoneda para blanquearlo.

Los investigadores han acreditado el elevado perjuicio económico ocasionado a las víctimas, destacando que el montante de fraude realizado sólo a siete víctimas asciende a más de 450.000 euros. El grupo desarticulado operaba en todo el territorio nacional, principalmente en la capital y el litoral español, con una progresión internacional de su actividad hacia Inglaterra y Estados Unidos.

La investigación se inició en junio de 2019 cuando los agentes detectaron diversos casos de estafa cometidos mediante la técnica de SIM swapping. Asimismo, tuvieron conocimiento de la existencia de un grupo organizado de origen venezolano cuyos miembros estaban ubicados, principalmente, en Madrid y Valencia. Las estafas consistían en la obtención de información bancaria de las víctimas para, posteriormente, operar en comercios y realizar transferencias y extracciones de dinero en cajeros de todo el territorio nacional, principalmente en Madrid, Valencia y Barcelona.

El modus operandi consistía en la intrusión no autorizada en los datos sensibles guardados en los teléfonos móviles de personas que llevaban sus dispositivos a talleres o puntos de reparación. Éstas facilitaban, de buena fe, sus claves de desbloqueo del terminal con el objetivo de que pudieran acceder a él y repararlo.

La comisión de las estafas era posible porque uno de los investigados trabajaba en una cadena de reparación de telefonía, por lo que tenía acceso a todos los datos privados de los terminales que allí se depositaban, incluidas las claves de banca online con las que después operaban.

Eran los propios clientes quienes proporcionaban los permisos necesarios, confiando en que era necesario para la reparación de sus teléfonos. De esta forma, los investigados accedían a la totalidad de contraseñas de sus aplicaciones, así como a la galería de fotos, los blocs de notas o el correo electrónico, lugares que a menudo son utilizados por los usuarios para almacenar imágenes de su documentación, códigos PIN o anotaciones de contraseñas.