Las empresas pierden hasta el 7,7% de su facturación anual por fraude digital
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Las pérdidas millonarias que ponen en jaque la estabilidad de las empresas. España se sitúa entre los países más expuestos, mientras los ciberdelincuentes perfeccionan sus técnicas con inteligencia artificial y deepfakes, obligando a las organizaciones a reforzar sus estrategias de protección.
TransUnion ha publicado su informe anual sobre fraude, en el que advierte de un escenario cada vez más complejo para las empresas. Según el estudio, las pérdidas por fraude alcanzaron los 459.000 millones de euros entre las 1.200 compañías consultadas, reflejando un aumento del 18% respecto a 2024.
El 24% de los directivos encuestados señaló el fraude autorizado —cuando el titular legítimo de una cuenta es engañado para entregar dinero, información o acceso— y las estafas como las principales causas de sus pérdidas. Les siguen el robo de cuentas y el fraude con identidades sintéticas, ambos con un 20%.
Las comunidades online —que incluyen foros y sitios de citas— registraron una bajada significativa en la tasa de intentos sospechosos, pasando del 14,9% en 2024 al 9,5% en 2025, aunque siguen siendo la industria con mayor incidencia. El juego online ocupa el segundo lugar, con un 8% de transacciones sospechosas en la primera mitad del año.
Lisette González, directora general de TransUnion en España, señala que “los vectores de ataque continúan evolucionando gracias a la inteligencia artificial generativa, los deepfakes y la creciente industria del fraude como servicio. A esto se suman los efectos del débil dinamismo económico y una actitud más permisiva hacia el fraude en primera persona, combinada con mayores expectativas de los consumidores en cuanto a la experiencia de uso”.
La identidad digital como nuevo campo de batalla
El informe subraya que las identidades digitales se han convertido en un vector crítico del fraude. Los delincuentes utilizan datos robados para crear perfiles sintéticos, emplear deepfakes o adquirir credenciales para el robo de cuentas, explotando vulnerabilidades a lo largo de todo el ciclo de vida del consumidor. Más de la mitad de los líderes de negocio consultados (53%) considera que la verificación de identidad es la tecnología más efectiva para prevenir el fraude, seguida por la reputación del dispositivo (48%).
Las mejoras en la detección están impulsando la reducción de las tasas de fraude en diversos sectores y regiones. Entre los factores clave figuran la colaboración estrecha con los clientes para optimizar configuraciones, el perfeccionamiento de algoritmos de aprendizaje automático que reducen falsos positivos y el fortalecimiento de las bases de datos para mejorar el reconocimiento de dispositivos y detectar actividad no humana.
“El fraude evoluciona de forma rápida y los responsables de este ámbito no cesan en su lucha por mantenerse en primera línea y proteger a sus organizaciones de las actividades de los delincuentes”, concluyó González. Para TransUnion, la clave está en reforzar la protección frente a identidades de riesgo sin sacrificar la experiencia de los usuarios legítimos, apoyándose en una combinación de datos, señales de riesgo y tecnologías avanzadas.