Los casos de hackeo informático se han multiplicado entre las compañías españolas
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Usurpación de identidad, hackeo informático o la ‘estafa del nazareno’ son los tipos de fraude que más sufren las empresas españolas, y que muchas veces ocasionan pérdidas económicas e impagos. El seguro de crédito ayuda a protegerse frente a estas prácticas.
El fraude es una de las principales problemáticas que encaran las empresas en el contexto actual, en el que la mayoría de las transacciones y gestiones se realizan de forma telemática. De hecho, a raíz de la pandemia se han multiplicado los casos de hackeo informático entre las compañías españolas, según los datos expuestos por Coface durante un evento celebrado junto a GPL Consultores.
El hackeo informático, la usurpación de identidad y la llamada ‘estafa del nazareno’ son los tipos de fraude más habituales para las empresas en España. Según datos de la Asociación Española de Empresas Contra el Fraude, estos delitos aumentaron a raíz de la pandemia en cerca de la mitad de las empresas (47%), lo que pone de relieve los riesgos a los que se enfrentan, y que no todas las organizaciones están preparadas para hacerles frente.
Sobre el hackeo informático, estos fraudes se producen mediante un hackeo de los servidores del comprador o del asegurado, con el fin de que el pago se realice a otra cuenta bancaria que no pertenece al acreedor legítimo, sino al suplantador. Es típico que estas suplantaciones de identidad se den en la red de compradores y clientes habituales, a menudo en exportación, o incluso entre los mismos empleados. Para evitarlo, es importante que cada empresa establezca los mecanismos de seguridad necesarios para evitar los hackeos en sus aplicaciones informáticas, servidores y en las comunicaciones realizadas en las operaciones comerciales.
En cuanto a la usurpación de identidad, los expertos han destacado que suele tratarse de pedidos de elevados importes y se produce, sobre todo, en ventas de exportación y en periodos festivos o de vacaciones, con picos bajos de trabajo, ya que son épocas en las que las empresas cuentan con menos personal y están, de alguna forma, menos alerta. El ‘modus operandi’ habitual es una persona, que actúa en nombre de una reconocida empresa, y que realiza un pedido a un mayorista, generalmente por correo electrónico con una dirección muy parecida a la de la compañía suplantada. Para eludir este tipo de fraude, han propuesto, entre otras medidas, contactar con la oficina central de dicha empresa compradora antes de aceptar y enviar cualquier pedido, comprobar minuciosamente la dirección de correo electrónico o implementar procedimientos internos de control, como solicitar un extracto reciente del registro mercantil a cada cliente nuevo y solicitarlo periódicamente también a los clientes habituales.
En cuanto a la ‘estafa del nazareno’, el tipo de fraude más común en España, se produce cuando una empresa realiza muchos pedidos en poco tiempo, generalmente a varios proveedores, con la intención de hacer acopio de una gran cantidad de mercancía para, después, desaparecer sin pagar. Según la experiencia de Coface, los sectores más afectados por esta estafa son: productos alimenticios y perecederos (carne y pescado, frutas y verduras, aceite, vino, jamón, etc.) componentes y consumibles informáticos. En estos casos, proponen vigilar los incrementos significativos y repentinos de los pedidos y, en caso de no conocer a un cliente o tener sospechas, averiguar si es conocido en su entorno profesional o sectorial, si actúa igual con otros proveedores e, incluso, intentar cerrar un encuentro presencial con él.
En este contexto, Coface y GPL Consultores han insistido en esta jornada en la importancia del seguro de crédito a la hora de protegerse frente a estas prácticas. Sobre todo, porque muchas veces ocasionan pérdidas económicas e impagos a las compañías, algo que se puede cubrir con este servicio.