La ciberdelincuencia sin fronteras exige medidas internacionales

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Las limitaciones al acceder a datos electrónicos, la imposibilidad de establecer la ubicación física del perpetrador, la infraestructura criminal o la evidencia electrónica; y la inexistencia de un marco legal común para el intercambio de pruebas, son desafíos en la lucha contra el ciberdelito.

El nivel de digitalización en nuestras sociedades aumenta cada día y también lo hace el cibercrimen. Esta situación requiere que los agentes de la ley y la fiscalía adapten constantemente su experiencia, herramientas y prácticas para responder de manera efectiva y eficiente a este cambio. Europol y Eurojust han publicado su tercer informe conjunto que identifica y clasifica los desarrollos actuales y los desafíos comunes en la lucha contra el ciberdelito, que se dividen en cinco áreas diferentes.

--Pérdida de datos: los datos electrónicos son la clave para investigaciones exitosas en todas las áreas del cibercrimen, pero las posibilidades de obtener dichos datos han sido significativamente limitadas.

--Pérdida de ubicación: las tendencias recientes han conducido a una situación en la que la policía ya no puede establecer la ubicación física del perpetrador, la infraestructura criminal o la evidencia electrónica.

--Desafíos asociados con los marcos legales nacionales: las diferencias en los marcos legales nacionales en los Estados miembros de la UE a menudo resultan ser serios impedimentos para las investigaciones internacionales de ciberdelitos.

--Obstáculos a la cooperación internacional: en un contexto internacional, no existe un marco legal común para el intercambio acelerado de pruebas (como existe para la preservación de pruebas). También existe una clara necesidad de un mejor mecanismo para la comunicación transfronteriza y el intercambio rápido de información.

--Desafíos de las asociaciones público-privadas: la cooperación con el sector privado es vital para combatir el cibercrimen, pero no existen normas estandarizadas de participación, y las investigaciones pueden verse obstaculizadas.

Todos estos desafíos son de especial relevancia para combatir la ciberdelincuencia, pero también afectan a otras áreas delictivas.

La naturaleza misma del ciberespacio significa que la ciberdelincuencia no tiene fronteras. En consecuencia, se requieren medidas internacionales para afrontar los desafíos actuales. Se han logrado avances significativos, incluyendo una mayor cooperación entre todas las partes involucradas y el suministro de plataformas y redes dedicadas a compartir conocimientos y mejores prácticas, como la Red Europea de Ciberdelincuencia Judicial (EJCN) y el Grupo Operativo Conjunto de Acción contra la Ciberdelincuencia (J-CAT).