Las estrategias de ciberseguridad y la gestión de la reputación, claves en el futuro de la banca

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Las entidades bancarias de todo el mundo están abordando procesos de digitalización en un momento en el que también tienen que adaptarse a multitud de nuevas regulaciones. Esto y otros factores confluyen en un momento de retos, según un estudio de PwC, que recuerda a los bancos que deben alinear su estrategia de seguridad con la de negocio, además de establecer medidas de gobernanza de su reputación.

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La evolución de la regulación y el proceso de digitalización por el que atraviesa el sector financiero, serán los dos factores clave que determinen, en los próximos años, la llegada o no de grandes entrantes ajenos a la banca, según el informe Unión Bancaria, el reto de ser digital y regulado, elaborado por PwC.

La investigación concluye que la fusión entre regulación y tecnología está cambiando la piel del sector financiero y, previsiblemente, el modelo de negocio de las entidades. Una conjunción de factores que puede desembocar, en el futuro, en un mercado mucho más abierto y fragmentado y de cuya evolución dependerá la entrada en el sector de grandes jugadores no bancarios.

El documento analiza hasta qué punto es inminente el aterrizaje de nuevos competidores para la banca y si éstos suponen, hoy en día, una amenaza real para las entidades, distingue entre las fintech, que en su versión más común son PYMES que tratan de ocupar una parte marginal del negocio tradicional de la banca, y los gigantes tecnológicos. 

Los primeros no parece que, de momento, tengan ni el tamaño ni la potencia para incomodar a los bancos tradicionales. Sin embargo, cosa bien distinta son las grandes compañías tecnológicas, que a su fortaleza en términos de capitalización bursátil (el valor en bolsa de las ocho grandes compañías tecnológicas está ligeramente por debajo de la banca mundial)  añaden su experiencia de cliente y su buena reputación. Aunque, todavía, sus activos y su patrimonio estén lejos de los de la banca, matiza PwC.

Una amenaza, no obstante, que todavía no se ha concretado pero que cuando lo haga, tendrá en la regulación un factor determinante, en la medida que estos gigantes tecnológicos supongan un incremento significativo del riesgo del sistema, ya sea a través de la concesión de créditos o de la comercialización de productos financieros.

Seguridad, riesgo, reputación: todo influye
El estudio destaca la importancia que la transformación tecnológica supone para las entidades desde el punto de vista de la ciberseguridad. El Fondo Monetario Internacional cuantificó en 2018 las pérdidas de los ataques cibernéticos para la banca mundial entre 97.000 y 351.000 millones de dólares anuales. En este sentido, el documento recomienda a las entidades alinear su estrategia de ciberseguridad con su estrategia global y con su marco de apetito al riesgo.

También pone de manifiesto un tercer aspecto capital para el presente y el futuro de las entidades financieras y, en particular, para su modelo de negocio, como es la gestión de la reputación, por lo que sugiere a las entidades que profundicen en la creación de esquemas de gobernanza en materia de reputación, asignen responsables para su control y gestión, y creen comités específicos para regularlo.

En el actual contexto, “la Unión Bancaria y las autoridades de regulación y supervisión van a seguir aumentando las exigencias a la banca, obligándolas a reforzar sus niveles de capital y el control de sus riesgos.