Las oficinas inteligentes son altamente vulnerables frente a ciberataques

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Cada vez son más las funcionalidades y dispositivos electrónicos que se conectan y manejan a través de la red de la empresa. Las amenazas a la seguridad física, el hackeo de los sistemas de vigilancia y seguridad, y el robo de información son los principales riesgos para las Smart Offices.

La tecnología se ha convertido en un elemento indispensable en nuestro día a día que ha revolucionado muchos aspectos cotidianos, como por ejemplo la oficina. La digitalización no sólo ha cambiado nuestra forma de trabajar, sino que también ha transformado los entornos de trabajo, convirtiéndolos en Smart Offices. Pero, aunque ello aporta innumerables beneficios, pero también trae consigo riesgos en términos de ciberseguridad, por lo que es fundamental conocerlos y estar preparados para combatirlos. Según Check Point Software Technologies, son tres los principales riesgos para las Smart Offices:

--Seguridad física. Muchas oficinas cuentan con un sistema de acceso conectado a internet y que puede utilizarse desde cualquier ubicación. Hackear este tipo de sistemas es algo relativamente sencillo para los ciberatacantes, lo cual les permite tomar el control total de un espacio físico a través del mundo digital. Una vez tienen el mando, el cibercriminal podría acceder al local sin permiso, impedir el acceso a la oficina a cualquier persona, o incluso evitar que cualquier empleado o visitante que se encuentre dentro pueda salir.

--Hackeo de los sistemas de vigilancia y seguridad. Videocámaras de vigilancia, sistemas antiincendios, etc. Son muchos los sistemas de seguridad y vigilancia con los que se equipan las oficinas inteligentes. A través del hackeo de estas herramientas tecnológicas, un cibercriminal puede tener acceso a una gran cantidad de información monitorizando la actividad de las personas que se encuentran en la oficina (horas de máxima afluencia de personal, franjas horarias en las que hay menos gente o la oficina está vacía, seguimientos personalizados, etc.). Además, sería posible controlar otros sistemas como la alarma de incendios, por lo que un atacante podría activarla o desactivarla a su antojo, provocando así falsas situaciones de alarma, generando confusión e interrupciones en los servicios de la empresa.

--Robo de información: Las redes cada vez cuentan con una mayor cantidad de dispositivos IoT interconectados, a través de los cuáles se comparte una gran cantidad de información. Un claro ejemplo son los asistentes por voz, ya que una vez hackeados pueden permitir al cibercriminal escuchar conversaciones privadas, obtener información sensible sobre la empresa, etc. De esta manera, un elemento aparentemente inocente puede ser utilizado para inmiscuirse en nuestro ámbito privado o profesional.

Según Eusebio Nieva, director técnico de Check Point para España y Portugal, “es fundamental ser consciente de que una gran parte de los dispositivos que impulsan la transformación tecnológica de las oficinas apenas cuentan con medidas de seguridad, por lo que son altamente vulnerables frente a ciberataques, algo que constituye un alto riesgo para la seguridad corporativa”.