Las redes sociales son una de las principales puertas de entrada de ataques a empresas
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La reciente filtración masiva de datos en X, con más de 2.800 millones de cuentas afectadas, evidencia el riesgo real de la ingeniería social y la necesidad urgente de fortalecer la higiene digital en empresas y organizaciones. El problema no es solo lo que se filtra, sino lo que hacemos o dejamos de hacer después de una filtración.
La exposición de datos personales y de comportamiento en redes sociales se ha convertido en una de las principales puertas de entrada para los ataques dirigidos a empresas. La reciente filtración de información relacionada con más de 2.800 millones de cuentas de la red social X, aunque impactante por su volumen, es solo un síntoma más de un problema estructural: la baja preparación de usuarios y organizaciones frente a amenazas basadas en el uso indebido de datos públicos y semipúblicos.
“En un mundo donde todo lo conectado es potencialmente vulnerable, hemos normalizado la exposición digital. Pero no todas las filtraciones son iguales ni tienen el mismo impacto”, asegura Ignasi Nogués, CGO de Faronics España. “Esta brecha, más allá de su origen y dimensión, es un recordatorio de que los atacantes no necesitan vulnerar sistemas complejos si pueden obtener acceso a nuestras rutinas, patrones de comportamiento y datos superficiales”.
La amenaza ya no se limita al robo de contraseñas. Con información como nombres, ubicación, idioma, zona horaria, actividad reciente, seguidores o enlaces personales, los ciberdelincuentes pueden crear campañas de suplantación o phishing altamente personalizadas y creíbles. Esto representa un riesgo directo para cuentas personales, pero también para perfiles corporativos, accesos internos y la reputación de marca. Estas son algunas recomendaciones ante el aumento de ataques basados en ingeniería social:
- Revisión periódica de la exposición pública. Audita qué información sobre tu empresa, empleados y directivos está disponible públicamente. Incluso datos aparentemente inocuos pueden ser utilizados para construir ataques sofisticados.
- Fortalecimiento de contraseñas y autenticación multifactor (MFA). Aunque no siempre se filtren las claves, muchos ataques comienzan con credenciales débiles o reutilizadas. MFA es una barrera crítica.
- Formación continua a empleados. Los entornos híbridos y el teletrabajo han aumentado el riesgo de incidentes por error humano. Una plantilla concienciada es la mejor defensa.
- Segmentación y control de accesos. Minimiza el impacto potencial de un ataque limitando los privilegios de usuario y aplicando el principio de mínimo acceso necesario.
- Plan de respuesta ante incidentes actualizado. Tener protocolos claros y probados ante fugas de datos o ataques dirigidos es clave para minimizar daños y garantizar la continuidad del negocio.
“El problema no es solo lo que se filtra, sino lo que hacemos —o dejamos de hacer— después de una filtración. La ciberseguridad no puede seguir siendo reactiva, debe ser parte del ADN operativo de cualquier organización”, concluye Nogués.