Google Cloud lanza un producto asistido por IA para luchar contra el blanqueo de capitales

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Google acaba de presentar Anti Money Laundering AI (AML AI), un producto asistido por inteligencia artificial que ayudará a las entidades financieras a detectar el blanqueo de capitales de manera más eficaz. Este es uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el sector financiero en la actualidad.

Generado mediante modelos de aprendizaje automático (ML), este es un producto que proporciona una puntuación consolidada del riesgo del cliente y resulta una alternativa a las alertas de transacciones basadas en reglas. El riesgo se computa en base a los datos del banco, dentro de los cuales se incluyen los patrones transaccionales, el comportamiento en la red y los datos KYC (también denominados “Conozca A Su Cliente”) para identificar casos y grupos de clientes minoristas y comerciales de alto riesgo. Puede adaptarse a cambios subyacentes en los datos, brindando resultados más precisos, para aumentar así la eficacia general del programa y mejorar la eficiencia operativa.

AML AI utiliza modelos de lenguaje propios creados originalmente para Google Search, así como tecnologías de Google Cloud, como Vertex AI y BigQuery. Gestiona las complejidades que supone ejecutar modelos de lenguaje a escala al facilitar explicaciones enriquecidas de los resultados previos y, de esta manera, las instituciones financieras pueden agilizar el flujo de trabajo de investigación y mejorar su experiencia de uso.

Según ha explicado la plataforma cloud, la solución ha sido adoptada en varias jurisdicciones geográficas y varios clientes, como HSBC, la están utilizando. Precisamente, esta entidad ha logrado detectar entre dos y cuatro veces más positivos, mejorando así su capacidad de identificar y prevenir las actividades de blanqueo de capitales, y ha experimentado un descenso del 60% en el volumen de alertas, lo que implica menos costes operativos.

Por otro lado, AML AI proporciona a las entidades financieras resultados auditables y justificables para apoyar la gestión interna de riesgos. El mismo ya se encuentra en producción en varias ciudades del mundo y, al aumentar la precisión y reducir significativamente los falsos positivos, minimiza la necesidad de tener que realizar comprobaciones adicionales de verificación del cumplimiento con los clientes.

Un problema con impacto global
El blanqueo de capitales es un problema complejo, con un impacto mundial cada vez mayor. Se calcula que al año se blanquea entre el 2% y el 5% del PIB mundial, es decir, hasta 2 billones de dólares anuales. Las prácticas de blanqueo de capitales suelen estar relacionadas a actividades ilegales que van desde el tráfico de drogas y la trata de personas hasta la financiación del terrorismo. Hoy en día, los programas contra el blanqueo de capitales consumen importantes recursos de las entidades financieras, muchas de las cuales operan a través de diversos organismos reguladores regionales y mundiales. De hecho, estas afirman supervisar, como mínimo, 4.000 millones de transacciones anuales para detectar conductas ilícitas cada vez más sofisticadas.

La mayoría de los productos de monitorización de lucha contra el blanqueo de capitales (LBC) existentes se basan en reglas que están definidas manualmente, las cuales arrojan bajos índices de identificación de actividades sospechosas. Incluso en las implantaciones más avanzadas, los blanqueadores de capitales pueden aprender las reglas y burlarlas para evitar ser detectados. De hecho, más del 95% de las alertas generadas por el sistema resultan ser “falsos positivos” en la primera fase de revisión y aproximadamente el 98% de las alertas nunca acaban en una comunicación de operaciones sospechosas (COS). Estas altas tasas de falsos positivos requiere de revisiones manuales, las cuales le cuestan al sector miles de millones de dólares que se pierden al año en términos de investigación y distraen, a su vez, a las entidades de las verdaderas actividades sospechosas.