El robo de identidad es el mayor tipo de fraude que sufren las entidades financieras

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Los intentos de fraude contra servicios financieros en España subieron un 33% entre enero y abril. Los bancos están apostando por incrementar sus clientes en entornos digitales, por lo que la lucha contra el fraude debe ser parte fundamental de las campañas de marketing de estas entidades.

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La preferencia de los consumidores por realizar cada vez más transacciones financieras online ha provocado un aumento de los intentos de fraude contra servicios financieros. Según el estudio de TransUnion, la cifra mundial de intentos de fraude contra estos servicios creció un 149% en los cuatro primeros meses del año, porcentaje que en España es del 33%.

De manera global, la tasa de intentos por llevar a cabo transacciones sospechosas de fraude creció en todo el mundo un 24% en el primer cuatrimestre de 2021 (comparado con el último cuatrimestre de 2020). En España, la tasa global de intentos de fraude se mantuvo entre los dos períodos.

“La tasa de intentos por llevar a cabo transacciones fraudulentas ha crecido mucho en todo el mundo, sobre todo en lo que se refiere a transacciones realizadas en el ámbito de los servicios financieros y esto es porque los criminales saben dónde encontrar más valor en sus actividades”, afirma Juan Antonio Villegas, director general de TransUnion España. “Estamos observando cómo cada vez con más frecuencia las entidades financieras implantan soluciones de prevención contra el fraude con cierto éxito, aunque el estudio llevado a cabo por TransUnion muestra que no es momento de relajarse. Las entidades financieras deben hacer todo lo posible para ofrecer lugares seguros para sus clientes pero sin impactar de forma negativa en la experiencia de usuario”.

TransUnion define el robo de identidad como el mayor tipo de fraude que sufren las entidades financieras. Consiste en que el comprador utiliza una identidad falsa para cometer un fraude en nombre de una víctima real. Los siguientes tipos de fraude mayoritario que afectan a las entidades financieras son el fraude de solicitud en primera instancia, aquel que comete un cliente que no paga sus deudas de forma legítima o que denuncia ser víctima de un fraude de identidad para evadir una deuda; y el robo de cuentas, que ocurre cuando alguien que no es el titular de una cuenta utiliza una cuenta sin permiso.

“Una de las dinámicas más curiosas que hemos observado es que muchos sectores han visto cómo los intentos de fraude que sufrían se han reducido”, continua Villegas. “Esto indica que los delincuentes tratan a cada industria de manera diferente: a veces eligen un sector para centrar sus esfuerzos, dependiendo de la época del año en la que se lleven a cabo más transacciones. Otras veces, sin embargo, los intentos de fraude se realizan de manera aleatoria solo para ver si determinadas empresas están preparadas o pueden ser atacadas”.