La inteligencia artificial puede ir acompañada de seguridad y privacidad

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La propuesta de Samsung Knox en su Galaxy AI es un ejemplo de cómo se puede integrar la inteligencia artificial generativa en los dispositivos móviles al mismo tiempo que se mantiene el control de los datos para no corres riesgos de privacidad y se refuerza la ciberseguridad.

Es muy difícil no sentirse atraído por el encanto, y el enorme potencial, de la IA generativa. Pero también estamos en un momento en el que la ciberseguridad y la privacidad de los datos están viviendo un momento de alto riesgo. A menudo, vinculado al propio uso de la inteligencia artificial. Por ellos las empresas intentan buscar un equilibrio que les permita ofrecer sus bondades mientras se minimizan sus riesgos.

Un ejemplo de ello es Galaxy AI, el trabajo que ha realizado Samsung para integrar ambas necesidades. La propuesta de la compañía hace al usuario consciente del modo, y el lugar, en que se utilizan sus datos, de manera que pueda tener el control. Algunas funciones de la IA, como la “Traducción simultánea” o el “Borrador de audio”, mantienen los datos en los límites del terminal.

Eso sí, las funciones más avanzadas, como la “Edición generativa”, necesitan apoyarse en la nube si hace falta una mayor capacidad de procesamiento. En todo caso, Samsung señala que los datos personales ni se almacenan a largo plazo ni se utilizan para entrenar la IA. Y desde la configuración de inteligencia avanzada el usuario puede gestionar la privacidad en relación con el modo en que la IA utiliza los datos.

El habitual panel de seguridad y privacidad amplía la capacidad de control de los datos. Entre otras cosas, permite hacer un seguimiento de las últimas aplicaciones que han accedido a los datos e incluye funciones como el “Bloqueador automático” frente a amenazas de ciberseguridad o las “Restricciones máximas”, que supone su nivel más alto de seguridad.