El 41% de los internautas cree que los problemas de seguridad limitan el uso de nuevos servicios
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Cuatro de cada diez internautas considera que los problemas de seguridad limitan de manera importante la utilización de nuevos servicios online, según los datos del informe "La Sociedad Digital en España 2019", que acaba de publicar la Fundación Telefónica.
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La sociedad española es cada vez más digital, pero esto no impide que se susciten dudas y preocupaciones a la ciudadanía sobre el uso que se hace de la tecnología. Realidades como los ciberdelitos, la proliferación de las fake news y el deep fake o problemas que surgen asociados a la privacidad “nos hacen vulnerables y suponen riesgos” que hay que combatir y eliminarlos.
De hecho, de acuerdo con esta nueva edición del informe, casi el 41% de los internautas considera que los problemas de seguridad limitan de manera importante la utilización de nuevos servicios.
En España, de acuerdo con el ONTSI, el nivel de confianza en Internet se ha mantenido constante en los últimos años en torno al 42% de los internautas que declaran tener mucha o bastante confianza en internet. No obstante, este nivel de confianza cuando se trata de facilitar datos personales: únicamente el 20,7% de los usuarios de internet muestra mucha o bastante confianza dando información personal por e-mail o mensajería instantánea, porcentaje que sube al 29,8% en el caso del alta en servicios online.
En el ámbito de las empresas, las ciberamenazas resultan cada vez más sofisticadas, y su volumen y capacidad de hacer daño crece constantemente. “Las empresas deben comprender que la ciberseguridad debe estar en el corazón de sus procesos de transformación digital”, señalan los autores, que recuerdan que la mejor arma para combatirlas es estar capacitados digitalmente para hacer un uso productivo y responsable de los medios tecnológicos que tenemos a nuestro alcance.
La emergencia mundial impulsará la digitalización
El Covid-19 está suponiendo un punto de inflexión y un desafío para la humanidad, ya que la emergencia mundial que ha genero hace que gobiernos, empresas y ciudadanos se vean obligados a cambiar la manera de educarse, de trabajar, de entretenerse, y, sobre todo, de comunicarse. Ahora, estar conectados cobra más relevancia que nunca para que todos seamos capaces de avanzar hasta una completa digitalización.
Era una tendencia evidente, pero ahora es algo inexcusable. Según el informe , la transición digital progresa y el país se encuentra a la cabeza en conectividad con infraestructuras de primer nivel. Tres de cada cuatro hogares tienen cobertura de fibra óptica y nueve de cada diez españoles son usuarios de Internet.
No solo se plasma en este dato, sino en lo que respecta a la la transformación digital de la industria, España supera la media europea, aunque está lejos de ser líder. El reto lo tienen las pymes y los Autónomos, que deben acometer un esfuerzo para su digitalización. Dos de cada tres empresas españolas se están quedando rezagadas en este proceso, por lo que habrá que seguir trabajando ello. “La reinvención digital de España podría tener un impacto que podría alcanzar un valor anual equivalente al 1,8% del PIB hasta 2025”, sostiene el documento.
Para lograr esta digitalización, la formación en competencias digitales de los españoles se presenta como una oportunidad. En nuestro país, poco más de la mitad de las personas entre 16 y 74 años posee capacidades digitales básicas. Según el indicador DESI, España se sitúa en el puesto 17 en la dimensión de capital humano, 3,5 puntos por debajo de la media europea.
Por tanto, entre los deberes destacan avanzar de la digitalización de la industria, sobre todo de las PYMES y los Autónomos, y una mayor formación digital de los españoles. Estos dos factores son clave para reactivar la economía tras la crisis del Covid-19 y generar empleo, dice el estudio.
Y esa digitalización deberá estar centrada en las personas, éstas serán las beneficiarias, y nadie debe quedarse atrás, los españoles deben tener el control de su vida digital. “Un reto que pasa por la formación en competencias digitales, con una visión humanista y donde se proteja a las personas con un marco ético y un nuevo contrato social”, asegura.
La inteligencia artificial avanza firme
El informe afirma taxativamente algo que seguramente, en la práctica, ya está siendo una realidad, y es que la inteligencia artificial es la tecnología digital que está llamada a revolucionar la manera en que ciudadanos, empresas, Administraciones Públicas, organizaciones no gubernamentales, entidades educativas y cualquiera otra institución se relacionan e interactúan. “Cada vez son más las tareas y funciones desempeñadas por máquinas. Las aplicaciones de la IA abarcan desde la recomendación de la compra online en productos y servicios hasta la mejora en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades”, subraya el documento.
Uno de los ámbitos en el que más puede ayudar a evolucionar es el de la interacción con la voz a través de dispositivos inteligentes. En este sentido, aporta como dato que la media mundial se sitúa en el 43%, y la lista la encabezan China e India, donde más del 50% utiliza esta funcionalidad. En España, hasta un tercio de los encuestados se dirige oralmente a los sistemas inteligentes de reconocimiento de voz.
Su impacto en los próximos años se evidencia también en otro dato. No hay sector económico o ámbito social que vaya a escapar del influjo de la IA y los datos avalan su firme implantación. La firma de capital riesgo MMC Ventures ha identificado 1.600 startups directamente relacionadas con la IA en Europa. Y si en 2013 solamente una de cada cincuenta nuevas empresas centraba su actividad en la tecnología, en 2019 la proporción se ha convertido en una de doce.
Las predicciones apuntan que de aquí a diez años la mayoría de las compañías habrán incorporado sistemas inteligentes en sus procesos de negocio. Este crecimiento exponencial lleva consigo un reto: las máquinas deben trabajar por el bien común y debemos asegurarnos de que no perjudican a ningún colectivo o persona.
Por el camino habrá que conseguir que su despliegue esté cimentado en los valores y derechos fundamentales, algo vital “dado el gran impacto que esta tecnología puede tener en nuestra sociedad y la necesidad de construir confianza”, asegura el informe en uno de sus apartados.