'Ahora se están prestando muchos más servicios' (Laia Salas, Secura by Factum)

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Laia Salas, Secura by Factum

Hasta hace unos meses era la CEO de Secura. Lo fue durante once años, hasta que, con una facturación cercana a los cuatro millones de euros anuales, la compañía que fundara junto con Israel Zapata, fue vendida a Factum, un integrador, también español, que completaba con esta adquisición su oferta de seguridad.

Secura by Factum, que es como se ha bautizado a la nueva unidad de negocio, generará el 70% de los ingresos de la compañía, está compuesta en su mayor parte por los empleados de Secura, dirigida por Laia Salas y, en esencia, no ha cambiado.

Dice Laia Salas que no temen perder el apoyo de sus clientes, esos que buscan una empresa no demasiado grande, esos que buscan una atención personalizada que no priorice las hojas de Excel sino un trabajo bien hecho y una buena experiencia del cliente. Reconoce la responsable de Secura by Factum que con entrada e Factum se han hecho un poco más grandes, que ahora tienen más fuerza para poder hacer más cosas, pero que ha sido un proceso muy pensado y que han buscado un colaborador “muy definido”; “no queríamos asociarnos con un gran partner que diluyera nuestra especialización, nuestra marca, nuestra manera de trabajar con los clientes”.

Este contenido salió publicado en el número de julio de la revista IT Digital Security disponible desde este enlace.

Dice Salas que lo único que ven los clientes es que “ahora podemos hacer proyectos en otras áreas, que podemos reforzar la parte de servicios gestionados con el apoyo de más recursos que ahora nos están demandando los clientes”. Dice también que desde el primer momento han querido transmitir a los clientes una imagen de tranquilidad y de continuidad, y que “nadie nos ha puesto ninguna pega, sino todo lo contrario. También es cierto que lo estamos llevando con mucha normalidad, que seguimos haciendo exactamente lo mismo, no hay ningún cambio, lo que hacemos es crecer”.

Cuando una figura del canal de seguridad desaparece o forma parte de una adquisición, como es el caso, hay dos grupos que contienen el aliento. Por un lado los clientes, que no parecen haberse visto impactados. Al fin y al cabo las caras visibles, la cultura la misma. La otra parte son los fabricantes con los que cada una de las partes trabaja. Lo ideal es que sean complementarios, pero pueden ser competidores, y entonces hay movimientos. En el caso de Factum y Secura, no ha habido grandes movimientos, principalmente porque el negocio de la primera en el mercado de la ciberseguridad no estaba muy extendido. Dirigida por expertos en ciberseguridad, el portfolio de Secura es mucho más rico y con players que están pegando fuerte en el mercado. 

Sobre la oferta de fabricantes con la que se trabaja ahora, dice que ha habido sinergias. Destaca que la de Crowdstrike sí que tenían en el radar y, con la que Factum ya había firmado un acuerdo de distribución; “ya estamos recibiendo incluso peticiones activas de nuestros clientes para para trabajar con ellos y que nos parece muy interesante”. También menciona Salas a Veritas, que ya venía trabajando con Factum, “con quien tienen mucha relación y  mucho negocio”, o Trend Micro, a quien ya se le había echado el ojo y con el que están trabajando muy a gusto; “habíamos detectado necesidades en torno a la solución de Virtual Patching y hemos aprovechado que en Factum tienen más relación y técnicos cualificados; así tenemos mucha más facilidad de empezar”.

Sobre la selección de fabricantes, dice Laia Salas que la misión es ofrecer tecnologías con las que “nos sintamos cómodos, en las que ya seamos especialistas, que tengamos alguna experiencia. Al final nosotros no vendemos por vender, sino que vendemos cosas en las que de verdad creemos y consideramos que podemos ayudar a los clientes”.

No habla la responsables de Secura by Factum de eliminar a fabricantes del portfolio de Secura antes de la adquisición. Sí de centrarse en los que tienen una tecnología que se esté demandando ahora mismo “y por el camino se irán perdiendo algunos que, no digo que no tengan buenas soluciones, pero por la razón que sea no termina de cuajar en nuestros clientes”.

2020, al año de…

Surge en este momento de la entrevista el topic de seguridad industrial, sobre la que dice Salas que es “una espinita que tenemos todos”. Habla de tener paciencia y de una gran oportunidad “que vendrá en su momento”. Es uno de los sectores que “ha cortocircuitado el coronavirus”; la seguridad industrial se había convertido en un tema de conversación recurrente, pero con todo lo que está ocurriendo, el cierre de fábricas por todos los lados y muchos procesos parados “yo creo que iremos un poco hacia atrás” en torno a este tema.

Si la seguridad industrial no va a ser el rey de la fiesta en 2020, ¿quién lo será? 2020 será el año de… “Lo que sí sé es que va a cambiar el paradigma absolutamente de todo”, asegura Laia Salas añadiendo que quizá aún es pronto para que las empresa asuman, o puedan reconocer, que de verdad van a tener que cambiar su escenario, su protección, sus necesidades, sus prioridades, todo.

Recuerda Salas que en la primera fase se agotaron los ordenadores, se volcó en el teletrabajo, se habló de la nube como la solución indispensable para hacer frente a un cambio tan drástico. Estamos ahora en un momento de espera, de ver qué va a pasar en septiembre, en otoño, vamos a ver qué escenario hay que afrontar para que se replanteen nuevos paradigmas de seguridad y de protección. “Si estamos todos en casa la mitad del tiempo, la mitad de la plantilla fuera, habrá que plantearse las cosas de otra manera, pero yo creo que aún es pronto para para que la gente se dé cuenta de hacia dónde vamos a tener que ir”.

Durante esta crisis uno de los productos estrella han sido los firewalls, asegura Laia Salas; también la seguridad endpoint, tanto en lo que se refiere a nuevos proyectos como a la ampliación de algunos existentes; “clientes que no lo tenían y otros que ha aprovechado para darle una vuelta y adoptar soluciones más completas”.

Menciona un fabricante, Splunk, cuyo nombre está subiendo como la espuma ya desde el año pasado. Dice Salas que es una de las soluciones con las que empezaron a trabajar el año pasado y que aporta una capa de visibilidad de todo lo que está pasando en la empresa para tenerlo todo controlado. De repente los empleados están todos desperdigados y “se necesita esa capa de visibilidad, de saber que está pasando, de controlar que no se caiga nada, que todo el mundo esté aquí, tienen las VPN bien, etcétera”.

De forma que en cuanto a tecnologías podríamos decir que COVID-19 ha impulsado la venta de firewalls, y soluciones de seguridad endpoint y de visibilidad y control. Además, apunta Salas, se ha notado un incremento de la demanda de servicios profesionales, “por un lado para adecuar y gestionar mejor las herramientas que y una serie de X proyectos”.

Está claro que la situación desbordó a los departamentos de TI. Tanto como para que mientras unos se volcaban en las nuevas necesidades, se subcontrataran servicios para dar a poyo en la gestión; “esto ha sido una oportunidad para potenciar más los servicios. Creo que antes que la tecnología se está viendo como necesidad imperiosa reforzar la parte humana, la parte de recursos humanos”.

Habla también Laia Salas de accesos seguros o doble factor de autenticación como otros elementos o tecnologías que ha potenciado la crisis sanitaria que ha obligado a todo el mundo a trabajar de otra manera. Durante los primeros momentos se cubrieron necesidades, “pero hay vida más allá de aquel mes de marzo y mes de abril; “el problema no es que nos haya desbaratado estos dos o tres meses, sino que todavía hay incertidumbre y está todo un poco parado”.

Hay que ver cómo se asientan las cosas, dice la responsable de Secura by Factum. Por ejemplo, es poco probable que se desplieguen proyectos de redes WiFi en oficinas si las previsiones son las de un rebrote. Independientemente, “yo creo que esto ha sentado las bases ya de un cambio que se necesitaba y que va a venir bien a todos”, dice la directiva. No sólo hablamos de una más y mejor conciliación, de una reducción del gasto estructural porque quizá no haya que invertir tanto en oficinas, ni defender un perímetro de seguridad que ya se ha perdido, es que ya, sí o sí, tenemos que empezar a pensar más en el cloud, en esa nube que soñamos y sobre la que se han hecho castillos en el aire, nunca mejor dicho. En realidad, quizá la tecnología de 2020 no es otra que el triunfo, definitivo e inexorable, de la nube.

Rosalía Arroyo