La contrainteligencia se abre camino en seguridad

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El 72% de los responsables de seguridad de las empresas ya utiliza o tiene previsto utilizar trampas para atraer a los ciberdelincuentes y recopilar información de los ataques.

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Hace ya tiempo que se promueve una seguridad más proactiva que reactiva, y se sigue avanzando. Eso es, al menos, lo que se desprende de un estudio lanzado por el Neustar International Security Council (NISC), que recoge que la contrainteligencia, el uso de tecnologías de engaño, gana terreno en las organizaciones.

Una de cada cinco empresas ya utiliza investigaciones forenses y otros métodos para identificar ataques, además de poner trampas y repositorios de datos falsos para engañar a los ciberatacantes y poder ver cómo actúan, según el International Cyber Benchmark Index.

La inversión de las empresas en capacidades forenses avanzadas que ayudan a identificar mejor a los atacantes está creciendo, dice el informe, que recoge también que el 72% de los encuestados dijo que su organización ya usa o tiene previsto utilizar trampas. Además, un 71% por ciento permitiría a los ciberdelincuentes acceder a documentos falsos para recopilar la información de contrainteligencia, en lugar de detener un ataque tan pronto como se detecta con el fin de identificar a los ciberdelincuentes o revelar información sobre la ubicación, propiedad y posibles vulnerabilidades de las máquinas.

Los ataques de DDoS son la mayor preocupación de los CISOs, según la encuesta, seguidos de un compromiso del sistemas y la pérdida de propiedad intelectual. Un 51% aseguró haber sufrido un ataques DDoS, tan sólo un punto porcentual menos que hace un año. El 52% de los responsables de seguridad encuestados identificaron el phishing como una amenaza creciente.