Por qué blockchain puede reducir el fraude de identidad digital

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La gestión de la identidad digital es uno de los principales sectores que podría beneficiarse de esta tecnología frente al fraude de identidad en la red. Estos se debe a cómo se trata la información a lo largo de tres procesos: transacción, validación y protección.

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Según datos de IDC, se espera que el crecimiento de la inversión en esta tecnología a nivel mundial sea de un 73% cada año, llegando a alcanzar los 11.700 millones de dólares en 2022. Sin duda, es aplicable en multitud de áreas y la gestión de la identidad digital es una de ellas.

Blockchain permite transferir datos digitales mediante un sistema de codificación de información completamente seguro debido, principalmente, a que es un sistema descentralizado (no existe un intermediario que identifique, controle y verifique la información), distribuido (existe una copia de la información en millones de nodos, que además la valida), y a que se aplica la encriptación de la información de manera intrínseca a la propia tecnología. “Éste es precisamente uno de los principales beneficios que ofrece a la hora de crear la identidad digital de un usuario. Asimismo, la posibilidad de combinar esta tecnología con otras soluciones de identificación por biometría ofrece un multifactor de autenticación sin necesidad de usar claves u otros elementos de seguridad”, explican los expertos de Vector ITC Group.

La firma explica que es una solución muy apropiada para ello debido a su estructura de funcionamiento dividida en tres grandes subprocesos:

- Transacción y verificación de información: cuando se produce un intercambio de datos, en función de los distintos parámetros de las redes, esta transacción de información puede ser verificada de forma instantánea o bien dirigida a una cola de transacciones pendientes de comprobación. En caso de que se llegue a este escenario, los distintos nodos se encargan de determinar la validez de estas transacciones, siendo necesario el consenso para su validación final.

- Estructura y validación: en un segundo paso, la tecnología blockchain estructura toda esta información en bloques, los cuáles son identificados con un hash o algoritmo. Esta concatenación de bloques conforma una cadena con altos niveles de seguridad e interdependencia entre los elementos que lo componen, permitiendo la distribución de la información. Sin embargo, antes de ser añadidos a esta cadena, cada bloque debe ser validado por la vía del consenso. Para ello, una de las fórmulas más comunes consiste en que el cliente realice algún tipo de operación con el fin de corroborar la identidad y evitar comportamientos indeseados. Tras esto, finalmente cada nodo añade el bloque en la cadena, que se va distribuyendo a lo largo de la red.

- Protección: por último, el paso definitivo para la constitución de un elemento seguro consiste en dotar de protección y seguridad a cada elemento de la cadena. Gracias a este proceso, en el caso de que algún actor malicioso intentara alterar, acceder o robar algún elemento de la cadena, el resto de nodos detectarían estos cambios y rechazarían al bloque de la cadena.

Todo este proceso hace que la tecnología Blockchain dote de un nivel extra la seguridad a los datos que se manejan, puesto que la información del usuario está almacenada de forma inmutable. Asimismo, se evita depender de una única aplicación para la verificación de la identidad.