¿Hay que preocuparse por el 'divorcio' entre privacidad y protección de datos?

  • Normativa

Según el experto en Geopolítica del Riesgo, Peter Burgess, sí. Durante su intervención en el XI Forum de la Privacidad, se mostró preocupado por este tema y basó su argumentación en que el texto de GDPR no contiene la palabra privacidad.

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Peter Burgess, filósofo y experto en Geopolítica del Riesgo, mostró en este evento su preocupación por el “divorcio” entre la privacidad y la protección de datos. “Todos conocéis el texto de GDPR y soñáis con él todas las noches, pero no sé si habréis advertido que en ningún momento contiene la palabra ‘privacidad’ y me cuesta entender cómo es posible que la idea de protección de datos quede totalmente separada de la idea de privacidad en una normativa de estas características”, explicó.

Para argumentar las posibles razones de esta tesitura, Burgess puso de ejemplo el escándalo de Cambridge Analytica, que tuvo influencia en las elecciones de Estados Unidos. En su opinión, a pesar de la polémica y el revuelo que supuso que Mark Zuckerberg tuviera que acudir a declarar, “no hubo un impacto real sobre los individuos, todo el mundo siguió adelante y no pasó nada”.  Parece ser que existe una especie de validación tácita de la recolección masiva de datos personales que tienen que ver con los ciudadanos.

La información sobre las personas tiene interés desde un punto de vista económico cuando está asociada a nosotros como seres humanos y vinculada a “quién soy, qué siento, mis relaciones, mis percepciones, mis recuerdos, mis esperanzas, mis miedos, lo que me preocupa y lo que me asusta”. Para Burgess, hay una cuestión que resulta especialmente alarmante, y es la idea de que nuestros datos sean una representación de nuestra identidad. “Cuanto más me convierto en un sujeto basado en datos, menos valioso soy como persona, y desestimar la dimensión moral y humana es precisamente divorciar la recolección de datos de la privacidad”, afirmó.

Ética digital
Por su parte, Giovanni Buttarelli, Supervisor Europeo de Protección de Datos, centró su ponencia en los aspectos relacionados con la Ética Digital y señaló que, aunque es inevitable conversión online de nuestro mundo, hay cosas que no se pueden digitalizar y es ahí donde entra en juego la vida de las personas . “Cuando los individuos son tratados como meros agregados de datos o engranajes industriales y no como personas, la dignidad deja de ser respetada. La comunicación humana en la Internet del futuro tendrá que basarse en perfiles digitales, pero debe haber límites sobre lo que es permisible o no”, dijo.

Buttarelli aprovechó para alertar sobre algunas situaciones peligrosas que ya son una realidad, como los casos de implicación de la tecnología en el sector educativo, llegando a aplicar técnicas de reconocimiento facial en las aulas para detectar y monitorizar comportamientos en los niños o la obligatoriedad de que los estudiantes lleven en todo momento un dispositivo bluetooth como herramienta de control. Ante esto, el supervisor advierte que “son necesarios los espacios en libertad, donde se pueda pensar, reflexionar y cuestionar las cosas para poder ser creativos y conservar la independencia de nuestros valores humanos sin que nadie pueda manipularlos”.

En esta línea, el especialista imagina una sociedad global que no pierda la voluntad de cuestionar las normas y que tenga la confianza de poder conformar una coexistencia sana con la tecnología en la que caminemos juntos hacia un futuro digital que nos respete y nos complemente pero, por supuesto, que no nos reste.