El cibercrimen como servicio y la triple extorsión en ransomware serán tendencia

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Algunas amenazas, heredadas de 2022, tomarán fuerza y obligarán a las organizaciones a redoblar sus esfuerzos para evitar fugas de información. Otras amenazas menos conocidas incrementarán su potencial dañino, siendo preciso adelantarse a ellas y conocer mejor las tácticas de los ciberatacantes.

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Con motivo del Día Internacional de Internet Segura, Entelgy Innotec Security publica su informe anual ‘Ciberseguridad: riesgos y tendencias 2023’, en el que los expertos de la compañía recogen las principales amenazas a las que nos tendremos que enfrentar en los próximos meses:

-- Fortalecimiento del cibercrimen a sueldo, Las herramientas para perpetuar el cibercrimen también se compran y se venden, por lo que ya no es necesario tener conocimientos en ciberseguridad para crearlas o utilizarlas. El ransomware, el phishing y los ataques de denegación de servicio distribuido (DDoS) estarán disponibles en modalidad ‘as a service’. Además, nos encontraremos grupos cibercriminales muy especializados, lo que garantizará la creación de ‘herramientas’ mucho más robustas y sofisticadas, fruto del trabajo de verdaderos expertos.

Sin duda, y con mucha diferencia con respecto al resto, una de las mayores amenazas es LockBit, una familia de ransomware, desarrollada por el grupo Bitwise Spider, que solo en 2022 perpetró más de 700 ciberataques exitosos en todo el mundo.

-- La triple extorsión en ransomware. Representa una vuelta de tuerca más a los ataques con ransomware. De este modo, los ciberatacantes acceden a los sistemas de una organización a través de diferentes técnicas, despliegan el malware que bloquea los equipos y sistemas de la víctima, cifrándolos y exigiendo un rescate para facilitar la clave de descifrado (un pago que suele solicitarse con criptomonedas o tarjetas de crédito). Posteriormente, si no se hace efectivo el rescate amenazan con publicar la información sustraída, con la consiguiente crisis de reputación por parte de la organización víctima del ataque. Por si esto no fuera poco, añaden un chantaje a los clientes o contactos cuyos datos han sido exfiltrados.

Por último, y lo que sería la tercera extorsión, los atacantes amenazan con un ataque de denegación de servicio, DDoS, enviando multitud de solicitudes al recurso web atacado con la intención de desbordarlo y provocar una caída de su servicio.

-- Cambio en el uso de frameworks. Se trata de herramientas que sirven para hacer intrusiones de manera sencilla, en apenas unos clicks, a bajo coste y que posibilitan a los ciberdelincuentes no ser detectados. El más utilizado sigue siendo Cobalt Strike, pero es ya muy conocido por los equipos de seguridad, mientras que otras nuevas alternativas pasan más desapercibidas frente a ellos, lo que fomenta su utilización.

-- Ataques automatizados. La inteligencia artificial y los chatbots ya forman parte de nuestra vida diaria, y dado su alcance, no podemos dejar a un lado las posibles consecuencias de los futuros ataques automatizados con inteligencia artificial. Habrá que hacer frente a un malware que actúe por su cuenta de manera automatizada y operando casi sin control humano.

-- Qrishing. El Qrishing (phishing oculto en códigos QR), es una técnica de suplantación de identidad que adquirirá relevancia este 2023.

Estar preparados para dar respuesta a las amenazas actuales, y a las que están por venir, necesita de una estrategia de ciberseguridad completa. A este respecto, aquellas compañías preocupadas por su salud recurrirán cada vez más a servicios de seguridad gestionados por terceros, lo que les permitirá atender a su ciberseguridad y reducir costes. Además, estos servicios pueden facilitar el perfil del CISO virtual, quien se responsabilizará de la seguridad de la información de una compañía sin ser empleado fijo de la misma.

Por otro lado, maximizar la seguridad de forma continua, minimizando costes y riesgos, se conseguirá contratando servicios de SOC inteligente. Suponen una ventaja competitiva para las compañías, ya que permiten realizar labores continuas de identificación, protección, detección, respuesta y recuperación. A medio y largo plazo se potenciará la creación o contratación de este tipo de servicios.

Por otro lado, el factor humano seguirá siendo el principal vector de acceso de los cibercriminales a información sensible de las organizaciones, por lo que la concienciación será fundamental, así como la inversión, que hará que las organizaciones se posicionen por delante de sus amenazas.