Ciber inteligencia y servicios de seguridad, la protección de las organizaciones alcanza un nuevo nivel

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Ciberseguridad

La realidad de las ciber amenazas ha cambiado y, con ella, es imprescindible que evolucionen las herramientas y estrategias de ciberseguridad. En el mundo actual, las organizaciones se enfrentan a peligros más específicos, cambiantes, dirigidos y complejos, lo que obliga a contar con una protección global y constante, apoyada en lo que se denomina ciber inteligencia y en la capacidad de unos adecuados servicios de ciberseguridad con las capacidades y los conocimientos necesarios para ello.

Las ciber amenazas han evolucionado y, con ellas, las estrategias de ciber protección han tenido que hacerlo para garantizar la seguridad de compañías mediante la prevención, detección y respuestas a los ataques. Para ello, no basta con contar con herramientas reactivas ante las posibles amenazas, sino que debe afrontarse con un enfoque de 360 grados para preservar las organizaciones, sus aplicaciones, activos, dispositivos y usuarios de manera preventiva. Es decir, la realidad obliga a las organizaciones, independientemente de su tamaño y sector de actividad, a cambiar el enfoque con el que afrontar la ciber protección de una estrategia reactiva, respondiendo a los incidentes después de que se produzcan, que es lo que se ha estado haciendo tradicionalmente, a una estrategia proactiva, anticipándose a los peligros que puedan amenazar la seguridad de la organización.

 

¿Quieres conocer las claves de una seguridad proactiva que se adelante a los posibles riesgos que afronta tu organización? Descúbrelas en la guía Dale la bienvenida a la ciberseguridad proactiva

 

El círculo virtuoso de la protección en las organizaciones

Como decíamos, la estrategia de las empresas debe cambiar para tener en cuenta muchos más elementos que la tradicional visión de la seguridad. Así, para diseñar esta protección es necesario tener en cuenta otros aspectos como las capacidades de identificar los riesgos que pueden afectar a los datos, los sistemas, la cadena de suministro, los aplicativos o los servicios que ofrecen; proteger todos estos elementos; responder ante cualquier ciberataque o brecha de seguridad que se haya podido producir; recuperar, dotando a la organización de los necesarios planes de recuperación y resiliencia para permitir su supervivencia y el mantenimiento de operaciones y servicios en caso de ataque; y aprender de lo ocurrido o de la información recopilada para reforzar las barreras de protección.

 

Riesgos de no contar con una adecuada protección

No estar suficientemente protegido puede exponer a las organizaciones a una serie de riesgos que pueden provocar, incluso, la imposibilidad de recuperarse tras un ataque, y es que un ciberataque exitoso puede tener consecuencias devastadoras para una organización, como la pérdida de confianza por parte de los clientes o la fuga de información confidencial. Sin una estrategia sólida de ciber protección, los datos críticos para el funcionamiento de la empresa, como información financiera o personal de empleados, pueden ser hackeados o perderse, lo que no solo afecta la integridad de la empresa, sino que también puede llevar a sanciones legales si se infringen las diferentes normativas, tanto nacionales como internacionales.

Pero, además, un incidente de seguridad, como un ataque de ransomware o una filtración de datos, puede dañar irreparablemente la reputación de la empresa, dado que los clientes y socios comerciales pueden perder confianza en la empresa, lo que podría traducirse en una disminución de ingresos o la pérdida de contratos importantes.

Y, evidentemente, tampoco podemos obviar otros riesgos más directos, como la interrupción de las operaciones, un lapso de tiempo que puede ser mayor si no se cuenta con la adecuada capacidad para recuperarse de un incidente, lo que afecta a la productividad y los ingresos.

 

 

Nuevas herramientas y aliados en la ciber protección

Este cambio supone que las empresas deban implementar, además de las herramientas necesarias, una política global que cubra cualquier posible vector de ataque, sobre todo pensando en una realidad que ha diluido los perímetros tradicionales de las organizaciones, que se apoye en la experiencia y el conocimiento de los profesionales, así como en tecnologías de última generación, como la IA, o en servicios gestionados de socios especializados de confianza.

Una de estas vías de contar con un SOC (Centro de operaciones de Seguridad, por sus siglas en inglés) ya sea propio o en una modalidad como servicio ofrecida por un partner, como OneseQ (by Alhambra). Este tipo de centros cuentan con capacidades de alerta temprana de impacto, así como un análisis forense sobre lo ocurrido, recursos para investigaciones (Threat Hunting), y servicios activos para gestión de vulnerabilidades, entre otras posibilidades.

 

¿Qué tipo de servicios aporta un SOC?

Un SOC está compuesto por profesionales con capacidades y conocimientos específicos de ciberseguridad, además de colaborar con otras redes de conocimiento en la materia. Cuando se consume como servicio, permiten a las organizaciones gozar del nivel de protección adecuado a las amenazas reales pero sin tener que realizar la inversión necesaria, tanto en tecnología como en conocimiento, para desarrollarlo internamente.

Entre los servicios que ofrecen, destacan algunos tales como:

 

  • Alerta temprana, que conoce, comprende y perfila a los ciber atacantes de manera que se pueda anticipar y detectar nuevos impactos.
  • Cyber intelligence, que apuesta por la investigación, análisis, inteligencia y vigilancia del espacio cibernético.
  • Endpoint Security, que protege los endpoints de la organización frente a ciber amenazas, gracias al despliegue, configuración y mantenimiento de las herramientas necesarias para ello.
  • Threat Hunting, que detecta y aísla amenazas avanzadas que sean capaces de evadir las soluciones de seguridad existentes (firewalls, sandboxing, sistemas SIEM…).
  • Incident Response, que erradica y minimiza los daños de posibles ciberataques con las medidas correctivas necesarias de la mano de un equipo de Cyber Incident Response y un Centro de comandos dedicado.
  • Análisis forense informático, que, tras un ataque, analiza lo sucedido para aprovecharlo con la idea de fortalecer los sistemas del cliente gracias a la realización de un análisis forense.

 

Más allá de estos servicios, un SOC permite conocer las amenazas externas e internas a las que se expone una organización, monitoriza eventos e incidencias de seguridad, almacena evidencias para un análisis forense o proceso judicial, previene posibles amenazas en el futuro, aporta una mayor visibilidad sobre incidentes de seguridad externos y, además, impulsa la gobernanza IT de la organización.

 

Ciber inteligencia

Ante el incremento exponencial de las amenazas, tanto en lo referente a su número como en lo relativo a su complejidad y capacidad dañina, las organizaciones necesitan aportar conocimiento y capacidades específicas para desarrollar lo que se conoce como ciber inteligencia.

Esta ciber inteligencia es el proceso de recopilación, análisis y aplicación de información relacionada con amenazas digitales para proteger sistemas, datos y redes. Utiliza técnicas avanzadas para identificar patrones de comportamiento malicioso, prever posibles ataques y responder de manera efectiva a incidentes de ciberseguridad.

Así, las herramientas de ciber inteligencia permiten detectar vulnerabilidades en sistemas, analizar tendencias en actividades maliciosas y tomar decisiones informadas para minimizar riesgos. Este enfoque es clave para proteger activos críticos y mantener la integridad de las operaciones en un entorno digital en constante evolución.

Esta aproximación es esencial para las empresas, ya que el panorama de las amenazas cibernéticas es cada vez más complejo y sofisticado. Sin una estrategia sólida de inteligencia cibernética, las organizaciones son vulnerables a ataques como ransomware, phishing o brechas de datos, que pueden tener consecuencias financieras y reputacionales devastadoras.

Entre los beneficios principales destacan:

 

  • Detección temprana de amenazas: permite identificar riesgos antes de que se conviertan en ataques graves.
  • Mitigación de riesgos: reduce la posibilidad de interrupciones operativas.
  • Cumplimiento normativo: ayuda a las empresas a cumplir con regulaciones de protección de datos como GDPR o HIPAA, o algunas de las nuevas normativas como Dora o NIS2.
  • Protección de la reputación: demuestra a clientes y socios un compromiso proactivo con la seguridad digital.

 

Como comentábamos, esta ciber inteligencia protege a las organizaciones del malware, ransomware, phishing, ataques de día ceo, ciber espionaje, amenazas internas, o los ataques distribuidos de denegación de servicio (DDoS), entre otras amenazas. La capacidad de detectarlas de manera proactiva permite a las empresas responder de manera oportuna, reduciendo el impacto potencial de los ataques.

 

 

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