La usurpación de identidad de los clientes, un problema para las entidades bancarias

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Cada vez es mayor la cantidad de información personal que los usuarios depositan en Internet; y, por tanto, cada día toma más relevancia la capacidad que tienen las empresas de proteger a sus clientes de ataques cibernéticos, usurpación de identidad o fraudes electrónicos.

En este sentido, desde siempre los bancos han invertido grandes cantidades de tiempo y dinero en la protección de los datos y la prevención del fraude. De hecho, cada vez que un cliente hace una transacción, se lleva a cabo un seguimiento tecnológico que avisa de cualquier anomalía que pueda ocurrir.

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Ahora bien, estas medidas han provocado un cambio de estrategia en los ciberdelincuentes, los cuales ahora están intentando hacerse con el control de los datos personales a través de las contraseñas de los usuarios o accediendo a información sensible en sus cuentas de redes sociales. Esto está provocando una paradoja, según la compañía Affinion, proveedora de diseño y gestión de programas de fidelización y customer engagement. Y es que mientras las instituciones financieras se centran en construir sus propias defensas, pueden estar descuidando el hecho de que quizá sean sus propios clientes los que, sin saberlo, las están debilitando.

En primer lugar, las deficientes prácticas de gestión de datos por parte de los clientes pueden aumentar de manera significativa la frecuencia y el alcance de los ataques. Precisamente, un estudio de Dashlane muestra que un español medio tiene 92 cuentas en Internet registradas con la misma cuenta de correo y, teniendo en cuenta el estudio de Telesign, según el cual el 54% de la gente utiliza cinco contraseñas o menos para su actividad en la Red, un estafador se puede hacer con el control de una gran parte de los datos de una persona de manera relativamente fácil. En segundo lugar, el crecimiento exponencial de la dark web, donde se pueden vender datos personales de manera completamente anónima, significa que existe un mercado atractivo tanto para oportunistas como para estafadores organizados.

En este sentido, Eduardo Esparza, director regional de Affinion, asegura que “en el caso de bancos, es prácticamente imposible evitar los daños a su reputación y la pérdida potencial de clientes si no les ofrecen el apoyo adecuado ante casos de usurpación de identidad”. Para los clientes, la confianza en la seguridad que proporciona su banco y la falta de concienciación sobre delitos de usurpación de identidad hacen que no asuman la responsabilidad de sus acciones en Internet. Por eso, según Esparza, “quizá haya llegado el momento de que las instituciones de servicios financieros miren más allá de la amenaza y vean el reto como una oportunidad en potencia y eduquen a los consumidores sobre los riesgos y las medidas que pueden tomar para protegerse”.

Por su parte, Raquel Aznar, directora de Marketing y Producto de la compañía, considera que, “al permitir a la gente tomar mejores decisiones sobre seguridad y prevención del fraude, respaldadas por un apoyo relevante y con conocimiento sobre la materia cuando algo sale mal, los bancos podrán mejorar su reputación entre los clientes”. Como consecuencia, confirma la directiva, “aumentaría la vinculación emocional y la lealtad del cliente hacia su banco, y se reducirían las cantidades que corren a cargo de las entidades en lo relacionado con actividades fraudulentas”.