95 sospechosos de fraude online son arrestados en la e-Commerce Action

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Los sospechosos arrestados fueron responsables de más de 20.000 transacciones fraudulentas con tarjetas de crédito comprometidas, por un valor estimado que supera los 8 millones de euros. La investigación revela que en torno al 80% del fraude con tarjetas se realiza online.

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95 defraudadores profesionales y miembros de redes delictivas sospechosas de actividades fraudulentas online fueron arrestados durante la 2018 e-Commerce Action (eComm 2018), una operación policial conjunta respaldada por 28 países, entre ellos España, realizada del 4 al 15 de junio. El objetivo principal de la acción ha sido atacar el fraude online a través de una acción coordinada dentro de la Unión Europea (UE) y más allá, seguida de una campaña de sensibilización. Esta acción también marca el comienzo de varias investigaciones con nuevos arrestos previstos para los próximos meses.

Los sospechosos arrestados durante la operación fueron responsables de más de 20.000 transacciones fraudulentas con tarjetas de crédito comprometidas, con un valor estimado que supera los 8 millones de euros. La acción fue coordinada por el Centro Europeo de Ciberdelincuencia (EC3) desde la sede de Europol en La Haya, y recibió la asistencia directa de comerciantes, empresas de logística, y bancos y empresas de tarjetas de pago.

La investigación realizada es muy compleja debido a la dimensión virtual e internacional de este crimen, y revela que no solo son estafadores individuales, sino que hay grupos criminales organizados involucrados en este fenómeno. Hay indicios de profesionalismo y vínculos con otras formas de delincuencia como phishing, ataques de malware, creación de sitios web y el uso de plataformas de redes sociales para el fraude.

Actualmente, aproximadamente el 80% del fraude con tarjetas se realiza online. Las redes sociales se utilizan para crear perfiles de venta (tiendas), anunciando todo a mitad de precio. Cuando los compradores hacen un pedido, los datos de sus tarjetas de crédito son robados, y utilizados por los defraudadores para realizar compras, a menudo muy caras, o ser revendidos en otro foro de fraude. Los datos bancarios robados a menudo se compran en la Dark Web, tras ser filtrados por una brecha de datos después de un ataque de malware o phishing. Al final, los bancos y los comerciantes son los que sufren las pérdidas de esta actividad fraudulenta, que asciende a miles de millones de euros en todo el año.