Los sensores faciales, de iris y pulso, hacia la primera línea de la seguridad biométrica

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La batalla por el futuro de las distintas modalidades biométricas en la electrónica de consumo se intensifica año a año. Los dispositivos con huella dactilar ya sobrepasa los 1.000 millones de dispositivos, pero los consumidores ya están preparados para adoptar otras opciones.

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Según un estudio de ABI Research, el reconocimiento facial y de iris está ganando posiciones en el mercado y amenazan con canibalizar en poco tiempo a las tecnologías de huella dactilar. En su opinión, la tecnología de reconocimiento fácil se va a ir perfeccionando con algoritmos de aprendizaje automático más sofisticados, e irá socavando a la de huellas digitales.

Apple ha optado por el reconocimiento facial para el iPhone X y Samsung por el de iris para los Galaxy S8 y S8 están acelerando que ambas tecnologías crezcan en detrimento de la hasta ahora predominante. No quiere esto decir que vaya a desaparecer ya que hay diversos proveedores como FPC, Qualcomm, Synaptics y Goodix que están introduciendo sensores más robustos y resistentes y están evolucionando la tecnología.

En todo caso, los sensores de huellas dactilares han tenido un importante impacto en los últimos años y, según ABI Research, se venderán 1.200 millones de unidades en 2018, lo que asegurará su dominio en el mercado. No obstante, como explica el analista Dimitrios Pavlakis, "tanto en mercados establecidos como la banca y los pagos como en otros más emergentes, como el del automóvil o la robótica, esperamos ver un aumento en las aplicaciones multimodales y un escenario en el que la biometría es un componente crítico de la identificación digital de un usuario en el ecosistema de IoT”.

Está habiendo un aumento de desarrollos interesantes que aumentarán el uso de la biometría. Por ejemplo, el experto cita los cajeros automáticos biométricos sin tarjeta desarrollados por Diebold Nixdorf y Samsung, las inversiones de los principales fabricantes de automóviles como GM, Nissan, BMW y Volvo, o las intenciones de determinados países en Asia-Pacífico que pretenden expandir la biometría en los sectores de banca, consumo o telecomunicaciones.